PIRAMIDE
Soy Marta, una estudiante de arqueología y mañana será un gran día para mí, pues llevo esperando muchos año esperándolo. Por fin nos iremos de viaje de fin de carrera. Iremos a visitar Egipto, la ciudad que cualquier arqueólogo desea visitar. Uno de los sitios en los que más ilusión me hace estar es en la gran pirámide, seguro que tendré grandes sensaciones.
Es de noche ya y aún estoy preparando la maleta. Mi madre me está ayudando, pues con mis nervios no atino a colocar las cosas. Por fin hemos acabado, ya lo tengo todo listo. Aún así voy a repasarlo todo, no vaya a ser que se me olvide algo. Llevo mi cámara de vídeo, mi cámara de fotos, y mi material arqueológico por si nos llevan a visitar alguna excavación. Voy a acostarme ya pues no me va a dar tiempo a dormir. Los nervios me impiden descansar, no paro de dar vueltas en la cama. Al mirar el reloj veo que son las 4 de la madrugada, y por fin caigo rendida de cansancio. Ya es la hora… Recojo todo mi equipaje y me despido de mi madre. Voy en dirección al aeropuerto… ¡Qué nervios! Acabo de llegar. Saco mis maletas del taxi y con emoción voy en dirección a los controles que hay a la entrada del aeropuerto. Allí habíamos quedado todos los compañeros. Por fin nos encontramos. Estamos todos muy nerviosos, pues este viaje es muy importante para nosotros. Aunque creo que ninguno de mis compañeros me gana en ilusión… Al menos eso pienso yo. Acabamos de pasar el control aeroportuario y nos dirigimos a la puerta de embarque. Aún tenemos que esperar un poco hasta que suban todos los pasajeros y terminen los controles rutinarios de seguridad que hacen para los aviones. Estamos un poco dispersados en el interior del avión. A mí me ha tocado ventanilla… Por lo menos voy a tener buenas vistas. Acaban de cerrar la puerta del avión. Las azafatas se disponen a explicarnos lo que debemos hacer en caso de emergencia… El piloto del avión nos da la bienvenida y nos dice que va a comenzar el despegue. ¡Qué sensaciones! Ya estamos sobrevolando la ciudad en dirección a Egipto… Han pasado varias horas, puedo ver mi ciudad soñada desde el aire… Nos indican que vamos a aterrizar. Ya en el aeropuerto nos disponemos a recoger nuestro equipaje… Ahora tenemos que coger un transporte que nos lleva al hotel. Ya allí nos indican cuáles son nuestras habitaciones y nos dicen que en una hora estemos preparados para ir a ver la gran pirámide. Empiezo a tener un cosquilleo en el cuerpo, son mis nervios… Por fin se va a cumplir mi sueño. Estoy en la misma entrada de la gran pirámide. El grupo se dispone a entrar, yo prefiero quedarme la última y así puedo disfrutar más de la visita. Ya hemos entrado y he dejado atrás la puerta de entrada. Solo nos alumbran las antorchas. Delante tenemos un largo y estrecho pasillo. Siento la energía que emana el interior de la pirámide, no sé si a mis compañeros les pasará lo mismo, pero cada vez se apodera más de mí esa sensación. Estamos pasando por una sala, a la cual no entramos. El guía sigue el recorrido, pero yo me decido a pasar. Al entrar en la sala comienzo a escuchar murmullos. Mis compañeros siguen al guía, pero yo no puedo dejar mi curiosidad a un lado y me paro un momento. No daba crédito, allí se encontraban un grupo de personas haciendo un ritual, parecía como si estuvieran enterrando a alguien del antiguo Egipto. Al final me quedé solamente mirando para no molestar, pues pensé que estaban haciendo una obra teatral. Estaban todos muy bien caracterizados y metidos en sus papeles. Un sarcófago de grandes dimensiones presidia el alter, que parecía estar hecho de oro. Mientras se hacía el ritual 4 o 5 personas manipulaban el cuerpo… Parecía como si estuvieran metiendo algo dentro de los jarrones que allí se encontraban. Al finalizar aquellos hombres cerraron el sarcófago y comenzaron a cantar. Eran cánticos que yo no entendía, pero la emoción me embargó y al terminar acabé aplaudiéndolos. De repente se acercaron hacia mí unos hombres vestidos de soldados al grito de: – APRESADLA – Al ver que venían a por mí salí corriendo despavorida buscando a mis compañeros, pero cuando llegué a donde se suponía que se encontraban mis compañeros, no había nadie. Mientras intentaba escabullirme de los soldados tropecé y caí al suelo. Al incorporarme mis vestiduras ya no eran las mismas. Iba vestida como en la época Egipcia.
- “¿Qué me ha pasado?”
Mientras intentaba escapar de aquel lugar, los soldados lograron alcanzarme y me sujetaron de los pies, llevándome de nuevo a aquella sala donde se suponía que estaban haciendo una obra teatral. En ese momento fui consciente de que aquello que estaba sucediendo era real. Comenzaron a taparme la boca a la vez que exclamaban.
– “Has profanado la tumba del faraón. Solamente sus sucesores y la guardia pueden estar presentes. Como castigo tú cuerpo yacerá aquí”
– “Creo que se están equivocando, yo solo he venido aquí de visita”
Hicieron caso omiso a mis palabras. Uno de los guardias trajo tres frascos, mientras uno de los sacerdotes que allí se encontraba se acercó a mí y comenzó a rezar. Mientras oraba hincaba sus dedos sobre mi estómago… Me estaban sustrayendo los órganos… Cuando ya pensé que llegaría mi muerte, escuché una voz que me llamaba.
- “¡Marta, Martaaaa! Hija mía, que vas a perder el avión”
Me desperté algo aturdida, no sé si sería un sueño o tal vez una premonición de lo que allí me podía ocurrir, pero solo hay una manera de comprobarlo… Y me decidí por coger aquel avión que me llevaría hacia el sitio que siempre soñé: EGIPTO
Paco Granados.

Buenisima, cada palabra me hace, sentirme dentro de la narracion como si estuviera ahi, y eso mi amigo no tiene precio, gracias por tus obras.
Bendiciones
Mil gracias amigo. Estas palabras llegan mucho
alucinante maestro
Muchísimas gracias!
Me pareció muy real …tienes una gran capacidad de ir acomodando todas líneas del rol de la chica.
Eres grandioso…me siento afortunada de ser tu amiga virtual…saludos Paquito. ..
Millones de gracias amiga. Orgullo el mío de ser tu amigo.