ANA
Hacía tiempo que había perdido su luz en la mirada, la vitalidad, la ilusión…Estaba donde quería y era feliz por ello, pero…(maldita palabra)
Bea, la inagotable Bea, no perdía la ocasión para intentar que Ana volviera a ser esa amiga pizpireta, recurrente, sensual, esa mujer con un encanto innato que atraía a todo el mundo y animarla a salir de ese estado apesadumbrado en el que había caído, pero Bea sabía que sólo su amiga tenía la llave para volver a resurgir y entendía hasta donde podía llegar.
- Ana, tú lo que necesitas es un buen polvo, de esos que te hacen llegar a casa con las piernas todavía temblando
Bea era así, irradiaba frescura en todos los aspectos, la hacía reír como nadie con su espontaneidad y con su forma descarada de expresarse aunque Ana la conocía y Bea era mucho más de lo que aparentaba.
Como todas las tardes, Ana, había llegado a casa, se había puesto cómoda y montó su kit de sofing…incienso con aroma a naranja y canela, cenicero, tabaco, música de fondo, su último libro…ahhhh! y el maldito movil al que iba siempre enganchada.
Esa tarde era distinta, se sentía distinta, no se concentraba en la lectura y fue al baño a mirarse en el espejo.
Se observó como no recordaba haberlo hecho y pasados unos segundos, unos minutos, quien sabe? le dijo a su reflejo: “ya Ana ya, esta no eres tú ¿qué carajo haces?”
Cogió su neceser y empezó a maquillarse, como colofón se soltó su melena de color miel de esa mal hecha coleta y volvió a observarse…
“Hola” se dijo a sí misma y sonrió traviesa…su mente empezó a cavilar, se merecía un regalo, por qué no un buen polvo como le había dicho Bea?
Decidido! quería una buena dosis de sexo ainssss…con quién? Sabía que podría “utilizar” a alguno de sus amigos para ese “favor”, pero no era de proceder así además también suponía que después nunca sería lo mismo para ella ¿para qué complicarse la vida? tenía que ser con un desconocido pero… (otra vez la palabreja).
Ana nunca había servido para eso…de pronto tuvo una idea…descabellada se dijo… uhmmmmm la había de madurar
Algo estaba cambiando, retomó su ritual previo a meterse a la cama…ya sabéis, ese en el que las mujeres mimamos nuestra piel, ese que los hombres (no todos) no entienden que día a día “pierdas” el tiempo con ello pero que cuando nos tocan nos dicen, “mmmmmm qué piel más suave cariño” jejejeje
La alarma sonó pero en ese despertar no se acordó de todos sus ancestros, había descansado bien, no recordaba desde cuando…
Era un nuevo día, una nueva etapa, le había dado un palmetazo a la apatía…conectó la cafetera y encendió el calefactor del baño como todas las mañanas, abrió la puerta de su armario y sacó la ropa que iba a ponerse, tenía en mente el modelito a llevar. Una ducha reparadora, cubrió de crema con olor a vainilla su piel y se dio un guiño ante el espejo al salir del baño.
De camino al trabajo escuchaba música y saltaba las canciones que en ese momento le parecían ñoñas pero que hasta el día anterior habían alimentado su espíritu… naaaaaaa necesitaba marcha, cuantas veces pensaba que cualquier día se pondría a bailar en el metro, le encantaba y lo echaba de menos.
Sin darse cuenta ya estaba sentada en su mesa, frente al PC…”sant Google me ayudarà jijiiji” “si Bea supiera esto”…
Aunque firme en su decisión sus dedos temblaron al marcar el número de teléfono
- Hola, soy Adrián tú me dirás
- Hola…bien…soy Ana y no se como funciona esto pero…querría contratar un…¿servicio? Dios! Que vergüenza pensó
Ya estaba hecho, se quedó inmóvil frente a la pantalla del ordenador, era ella la que estaba procesando todo lo ocurrido.
“buffff he debido parecerle una estúpida y él con esa voz que ya cautiva
- ¡ohhhh! Ana que has hecho? Pero, no le puedo volver a llamar para anular, qué le diría? … ufff estúpida no, lo siguiente pensaría Adrián de ella…
Ana llegó a casa y se preparó un baño relajante, perfumó el agua con aceite de lavanda, encendió unas velas, conectó el equipo de música y puso un CD de música chillout … como guinda del pastel una copa de vino tinto, un Teixar del 2006, desde que una vez lo probó, de vez en cuando se permitía el lujo
Se sumergió en el agua mmmm! estaba a una temperatura ideal, tomó un sorbo de vino y cerró los ojos…en unas horas haría realidad su idea más alocada.
Un conjunto rojo de lencería de encaje y seda, medias con liguero…había escogido un vestido rojo por encima de las rodillas que encajaba perfectamente a su cuerpo y dejaba al descubierto casi toda la espalda, por último unos peep toe negros que realzaban su silueta…maquillada y con el toque de perfume Essence de Narciso Rodríguez marchó de casa.
Habían quedado en uno de los hoteles más lujosos de la ciudad, entró en el ascensor, él la esperaba en la octava planta, al entrar en el hotel sintió un malestar intenso en el estómago, se sentía muy nerviosa, no había parado de preguntarse durante el trayecto como había decidido llegar a eso…la puerta del ascensor se abrió
Sus nudillos llamaron a la habitación 812…oyó unos pasos y la puerta se abrió
- Hola Ana
Adrián le brindó una sonrisa encantadora, la cara de Ana era todo un poema.
Era un hombre de 1,75 más o menos, ojos verdes, labios bien dibujados y carnosos, una expresión amigable y unos hoyuelos que se descubrieron al sonreírle que le encantaron.
- Hola… ehmmm … supongo que eres Adrián
- Puedo ser quien tu quieras
Ana ladeó la cabeza, alzó las cejas y pensó que le estaba vacilando. Él sonrió de nuevo
- He sido muy pretencioso, no soy Julia Roberts en Pretty Woman
- Y yo te aseguro que no soy Richard Gere, replicó ella
Rieron abiertamente y Ana se empezó a encontrar cómoda, él le transmitía seguridad y confianza pero había más, sus nervios en el estómago se tornaron en un pellizco…caray! Ese hombre le había gustado.
“Siéntate, ponte cómoda” le dijo. Ana le observó cuando se alejó de ella y llenaba dos copas de cava…Se le acercó y le ofreció una a la vez que se sentaba a su lado.
- ¿De verdad te llamas Adrián?
La miró extrañado, nunca se habían interesado por él. Quedaba muy claro para que le contrataban. Se sintió desconcertado
Mi nombre es Fernando, le dijo acompañando una sonrisa de aprobación
- ¿Qué buscas esta noche Ana?
- Me alegro que me hagas esa pregunta jajajajaja…bien, quiero ser tu amor, quiero una mentira de verdad, ya tuve verdades de mentira
La cogió de la mano y le susurró “quiero descubrir lo que le gusta a mi amor”
Mil hormigas recorrieron el cuerpo de Ana y sintió como su piel se encendía
Sus manos apretaron su cintura acercándola a él haciéndole notar su sexo contra el vientre.
Acercó su boca a la suya y su lengua recorrió sus labios…Ana sentía que su respiración se entrecortaba.
Le introdujo la lengua buscando la suya, sintió que sus besos la devoraban exquisitamente.
Le dio la vuelta y hábilmente hizo que su vestido cayera…”eres preciosa pequeña”
Sus manos liberaron sus pechos por encima del sujetador, rozó sus pezones con los pulgares que endurecieron, desabrochó el sostén y la tumbó en la cama.
La besó dulcemente, Ana respiraba más agitadamente y los labios de Fernando empezaron a recorrer su piel.
Su mano alcanzó uno de sus pechos y se lo llevó a la boca…lamió, succionó y tiró del pezón. Un gemido de placer inundó la habitación a la vez que su espalda se arqueaba
Besó su monte de venus, ella separó sus piernas instintivamente y su sexo fue atrapado por la palma de su mano…Ana empezó a temblar como una hoja
Rozó su clítoris realizando movimientos circulares que la enloquecían y introdujo dos dedos en su vagina …los jadeos eran contínuos, Ana se retorcía y gemía descontroladamente. No tardaría a llegar al orgasmo, no podía soportar tanto placer
Su boca se acercó a su clítoris crecido lamiéndolo con habilidad a la vez que los dedos de Fernando entraban y salían de ella cada vez más rápido.
Ella empezó a temblar y un grito de placer absoluto anunció su corrida. Los dedos de Fernando dieron paso a su lengua que absorbió el sexo de Ana mientras ella iba recuperando la respiración a la vez que convulsionaba.
El juego acababa de empezar y Fernando siguió descubriendo a su amor, Ana…
La luz del día la despertó, podía sentir el olor a sexo en su piel…Fernando estaba a su lado y la tenía cogida por la cintura. Se le veía dormir relajado, mmmmm que guapo era, había hecho que sintiera que era su amor…se sintió feliz.
Fernando abrió los ojos y le sonrió…”Me vuelven loca tus hoyuelos” le dijo ella.
- Ana, me gustaría verte de nuevo
- Estoooooo…va a ser que no, ya te he dado mis dos pagas extras jajajaja definitivamente no
- No me has entendido, Fernando quiere verte, tomar un café, disfrutar de tu compañía, deseo ser una verdad
Sonrió traviesa y le escribió su número de móvil en un papel. “Llámame” le dijo
Bea, vió la llamada de Ana en su móvil
- ¿Ana? ¿Estás bien? ¿Pasa algo?
- Voy para casa y me tiemblan las piernas
- ¿Cómo?!!!!! Ahhhh no querida, a tu casa no, a la mía. Pongo una cafetera, me has de contar muchas cosas
- Jajajajaja
Sole Montero
